Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia

1° DE MAYO – DIA INTERNACIONAL DE LOS TRABAJADORES Y LAS TRABAJADORAS

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“Sólo conociendo y honrando los hechos y acontecimientos históricos, podemos mantener vivo el espíritu reivindicativo de lucha en pos de la defensa y conquista de derechos laborales, como mayor fuente de construcción de la  dignidad humana”.

Siempre vale recordar que, en esta fecha, se conmemora la movilización ocurrida en EE.UU.ese mismo día de 1886 a partir de reclamos de reivindicaciones laborales de un grupo de obreros. Entre esos reclamos, eternos reclamos, el pedido de reducción de la jornada de trabajo a 8 horas y mejores condiciones laborales. La protesta pronto desembocó en una huelga nacional que afectó a numerosas fábricas. La fuerza demostrada por los obreros en su reclamo marcó un antes y después en la historia de las relaciones laborales..
Y así es como los trabajadores hemos procurado y logrado conquistas a partir de la militancia: con convicción, debate, planificación, coraje, movilización, estrategia, lucha. Sin todo eso, poco o nada
hubiéramos conseguido en un sistema mundial de evidente desigualdad donde los poderosos siempre se ubican en la vereda de enfrente y albergan intereses contrarios.
En esos caminos de lucha, también hemos tenido mártires en todo el mundo y, en especial, nuestro país. Algunos de
esos mártires hoy están «desaparecidos»… entregaron su vida y regaron la Patria con su sangre por una Nación más justa, más equitativa y mejores condiciones de vida para sus pares y sus familias

No hay nada para festejar ni nada para agradecer

Para la mayoría, el trabajo continúa siendo un pilar cultural fundamental y un organizador de la vida que regula el sistema de intercambios: fuerza de trabajo por remuneración. Capacitarse para integrar el mundo laboral persiste como un ideal para las mayorías que no viven de los flujos financieros. El trabajo permite subsistencia y “existencia”, porque constituye uno de los elementos centrales que estructura la identidad: “yo soy”. Es una categoría que inscribe socialmente, otorga integración y pertenencia, permitiendo contarse como parte del orden establecido, ser de “los que cuentan”. En consecuencia, el trabajo aporta dignidad, en contraposición a ser un resto excluido de un sistema tanatopolítico, en el que el trabajo deja de ser un derecho. 

“La libertad avanza”

Tal como se constata, el modelo neoliberal que sigue el gobierno de Milei, produce desocupados en serie, personas que quedan fuera del sistema y se transforman directamente en restos improductivos, deprimidos  o angustiados. El neoliberalismo arrasa no sólo con el derecho al trabajo sino con la mayoría de los derechos y el tejido social.
Uno de los principales triunfos del neoliberalismo es haber instalado el ideal del individualismo y  la creencia de que cada uno es un gestor, agente de su propia vida, y que el éxito o el fracaso dependen exclusivamente del individuo, eludiendo la responsabilidad del modelo económico-político y de los gobiernos que lo sustentan. 
El psicoanálisis, por el contrario, enseña que sin la presencia del Otro, de los cuidados y el amor, el ser humano no se constituye como tal, no ingresa a la cultura y no deviene sujeto de discurso. Nadie se gestiona ni puede solo individualmente: el cuerpo, singular y social, está permanentemente atravesado por el Otro.

El individuo neoliberal transforma la falta del Estado en culpa o fracaso personal, “salva” al Otro, se resigna. Soporta desprecios, llegando a revolver y comer basura identificándose a ser un desecho, un resto. La subjetividad neoliberal angustiada “cae” en posición de objeto en una indefensión radical, sin el amparo de los derechos, fuera de la ley. El neoliberalismo, un dispositivo estragante de concentración en pocas manos, produce excluidos, vida desnuda desposeída del sistema jurídico. Se suspende así el estado de derecho y se abre un campo por fuera del orden jurídico normal, en el que la excepción se convierte en la regla. 
El neoliberalismo implica terminar con la vida de una parte de la población para proteger otra parte social minoritaria. Para cumplir ese objetivo, se precisa el sacrificio resignado de la mayoría indefensa que, además, resulta demonizada como peligrosa y amenazante. La ley es suspendida de manera legal aunque no legítima: el poder decide sobre la vida y la muerte, sin consideración por la responsabilidad homicida que se pone en juego.

La libertad con la que se vanagloriaban no era la tuya, la nuestra, la del compañero y compañera que está a tu lado, era la libertad de arrasar con todo y convertirlo en mercancía; nuestra soberanía, nuestros recursos naturales, nuestra biodiversidad y hasta la libertad de la mayoría de los argentinos de completar la cantidad de comidas diarias, dejando librado cualquier tipo de control para que se ajuste a un precio internacional que muchos argentinos no pueden pagar. Ya es tiempo de dejar de mirarnos en las diferencias y cuidar de nuestra ciudad, nuestra provincia, nuestro país, porque en definitiva lo que hace posible la existencia, no son los logros individuales sino una sociedad que admita la vida en común pacifica y armoniosamente. Y de hecho, hoy estamos todos tocando fondo debido a que nos sentimos en peligro, sin rumbo y eso no tiene que ver con lo singular sino con lo colectivo.

El valor de lo colectivo, de lo que tenemos en común se ha vuelto notorio, palpable. Y esa, justamente, es la puerta que hay que abrir.
Descubrir la fuerza y la coherencia de lo que podemos lograr en la unión, en la fraternidad, en los valores compartidos, en cuidarnos entre nosotros y responder en plural.

Este 1 de mayo, como tantos otros, nos encuentran haciendo lo que hacemos todos los días del año: trabajando, cada uno en su puesto de lucha sumando lo mejor de sí al esfuerzo del conjunto. Cuando afirmo esto sólo debo repasar las caras, actitudes y esfuerzos de mis compañeros de la Comisión Directiva, de los trabajadores y trabajadoras del sindicato, los de la obra social, de los emprendimientos, de los compañeros de las seccionales en Tierra del Fuego, Santa Cruz y Chubut, para poder confirmar que, orgullosamente, pertenezco a esta organización grande con historia, con presente y con un futuro promisorio.

Un futuro que contiene esos proyectos, los potencia y los cultiva para dejar a las generaciones que vienen un SINDICATO
REGIONAL DE LUZ Y FUERZA DE LA PATAGONIA cada día
más fuerte, cada día más nuestro.
Que este 1 de mayo, como cada uno de los días, tengamos la fuerza para sentir fuertemente la pasión, el entusiasmo y el orgullo colectivo de ser hijos de esta querida institución y de poder transmitirlo y compartirlo con nuestra sociedad.

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