Sindicato Regional de Luz y Fuerza de la Patagonia

La Educación del pueblo no se vende, se defiende. 

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No puede concebirse a la universidad como separada de la comunidad, y es inadmisible que proponga fines ajenos o contrarios a los que asume la Nación. No puede configurarse como una isla dentro de la comunidad, como fuente interminable de discusiones librescas

Juan Domingo Perón, 1949

La universidad pública, gratuita y de calidad es una herramienta de ascenso social, de libertad y de igualdad de oportunidades que desde su implementación permitió que todos los hijos de obreros pudieran ir a estudiar a la par de aquellos hijos de las familias aristócratas de su momento.
Esa decisión de la gratuidad de la universidad permitió a lo largo de las décadas que personas de recursos bajos y medios se conviertan en prestigiosos profesionales, que de otra manera, bajo un sistema arancelado les hubiera sido imposible.
Quizás la costumbre de lo que lleva tanto tiempo entre nosotros nos hace olvidar de su importancia. Hoy con la baja presupuestaria que el gobierno nacional destina a las universidades su funcionamiento está en riesgo.
La última actualización del presupuesto no es más que una medida a cuentagotas que brinda un pequeño respiro, pero que sigue teniendo el desinterés de un gobierno, que vale la pena recordar, no cree en la misma y aspira que la misma funcione con un sistema de vouchers.
Nuestras universidades nacionales no solo son espacios académicos en donde nuestro hijos/as y nietos/as pueden estudiar una carrera de grado y postgrado, son espacios de formación profesional, de investigación científica, de cultura e identidad de un país que debería golpearse el pecho por la calidad de sus casas de estudio y accesibilidad para su población y los residentes del mundo.
El martes 23 como Comisión Directiva del Sindicato regional de Luz y Fuerza de la Patagonia, adherimos a la gran marcha en defensa de la Universidad Pública, Gratuita y de Calidad. Es el futuro de nuestros hijos, es el futuro de nuestro país y no debemos permitir que nada, ni nadie circunstancial de nuestros tiempos, la destruya.

El momento de lucha es ahora, luego será tarde. HOY, DEBEMOS ESTAR TODOS EN  LA CALLE.

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